GRABADO: Huella y Reproducción



Para poder contestar la pregunta ¿qué es para mí el grabado? tal vez sea necesario hacer un poco de historia.
Desde que era niña, recuerdo me gustaba mucho dibujar, tal vez porque observaba como mi padre lo hacía y me parecía fascinante eso de poder “representar” el mundo, yo admiraba el mimetismo de sus dibujos, puesto que para mí representaba una incapacidad poderlo hacer . Recuerdo un día que en mis múltiples intentos por “aprender a dibujar” le pregunté ¿cómo le hago? y sin más, su respuesta fue: “dibuja lo que ves”. Desde entonces, los intentos por realizar dibujos miméticos fueron innumerables, suponía que eso era saber dibujar. Esta idea cambió años después cuando entré a estudiar a la Escuela de Bellas Artes. Descubrí que dibujar implicaba más que esa mera representación mimética del mundo. Ahora intuía que el reto iba ya mucho más allá de lograr la representación mimética de lo que para una colectividad reconocía como “mundo real”. De alguna manera me di cuenta que en el dibujo se asienta “la postura” que hemos adoptado ante la vida, esquematiza la forma en cómo hemos construido el mundo. El dibujo, y en sí, toda producción artística la concibo entonces como la construcción sígnica entre el sujeto y el mundo, representa “el puente” entre el sujeto y la reconstrucción que hace de su cotidianidad.
Después, llegó la disyuntiva de tener que decidir qué especialidad quería cursar en la licenciatura, y ante las posibilidades que ofrecía la Escuela de la división tradicional de las artes plásticas en pintura, escultura y grabado, me decidí por este último al descubrir su estrecha relación con el dibujo. Así fue como mi formación como artista tuvo sus orígenes en la gráfica, pero al practicar el grabado y reflexionar más en cuanto a su “hacer”, descubrí dos elementos fundamentales que lo caracterizan: la creación de huellas y su reproducción.
Desde esta perspectiva, la huella puedo entenderla como ausencia, en tanto que, sólo es, en la medida que falta “eso” que la produjo. Es decir, la huella caracteriza la forma de algo que había y que ya no está, pero que curiosamente, eso que no está es lo más importante. En otras palabras, en la huella, lo que brilla es la ausencia de eso que dejó la incisión, ese hueco, ese vacío. Lo que nosotros hacemos al dibujar, al grabar, al estampar, es precisamente dejar huellas, ¿de qué? la mayoría de las veces no lo sabemos, la investigación que pretendo realizar para la maestría consiste entonces en, precisamente, caminar sobre mis propias huellas para crear una estructura cognoscible de esa realidad que he dejado comprimida en cada huella que produzco.
De esta manera, si el grabado lo conceptualizo desde su “hacer”, como la creación de huellas y la reproducción de las mismas, encuentro pertinente exponer lo que entiendo por reproducción, ya que es un concepto que también lo encuentro íntimamente relacionado con la producción artística que pretendo realizar, es decir, con el objeto de estudio de mi investigación.
El concepto de reproducción lo entiendo desde “re” – producción. “Re”, prefijo que significa repetición y producción, que significa crear, engendrar o fundar algo, en este sentido, la reproducción no tiene que ver entonces, con la simple acción de hacer una copia de un modelo originario que lo sustituya, sino más bien, diría Deleuze: la repetición es la diferencia sin concepto, y por lo tanto, no es entonces representable.
Deleuze le otorga a la repetición un carácter temporal, y por lo tanto heterogéneo. De esta manera, la repetición la puedo ver entonces, desde tres enfoques:
· como la conformación temporal pasiva y repetición propia del presente de un sujeto, es decir, como la conformación de hábitos y costumbres, en donde la reflexión del sujeto no tiene lugar,
· como la conformación de los recuerdos de un sujeto a través de la memoria, es decir, de la construcción de un tiempo pasado, en donde los objetos y acontecimientos son virtuales, no “reales”, y sólo es posible acceder a ellos a través de la memoria, por lo que podríamos decir que, el pasado no se aleja de nosotros, sino tal como dice Bergson, “no percibimos prácticamente más que el pasado, siendo el presente puro, el imperceptible progreso del pasado que corroe el porvenir”, y es esa repetición, esa vuelta al pasado puro, lo que nos produce placer,
· y por último, la repetición como lo nuevo, como lo que ha sido “purificado” y seleccionado, la repetición como la diferencia en sí misma, en otras palabras, la repetición creada por un sujeto activo sobre lo real, por lo que sólo es posible acceder a ella a través de la problematización que haga el sujeto de su realidad, la repetición en este sentido no envistiría más que al pensamiento puro.
Por lo tanto, si el proyecto de investigación que estoy proponiendo consiste precisamente en recopilar “la huella” de las acciones más significativas que llevo a cabo diariamente, con la intención de reflexionar la manera en cómo hábitos, costumbres e interrelación con los otros han determinado la construcción de mi realidad y la manera de transitar por el mundo, encuentro en el “hacer” del grabado los dos elementos que constituyen también mi “hacer” cotidiano: la huella y la repetición.
BIBLIOGRAFÍA:
BERGSON, H. Memoria y vida . (Textos escogidos por Gilles Deleuze). (1ªreimp.) Madrid: Alianza. 1987
DELEUZE, Gilles. Diferencia y Repetición .A. Cardín, trad..Madrid: Júcar. 1988